Kafka en la Orilla
El joven llamado Cuervo
A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de direccion sin cesar.Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir cruzándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.
Nakata
Que podia hablar con los gatos, eso era algo que Nakata mantenia en un secreto absoluto. aparte de los gatos, el era el unico que lo sabia. Si se lo contara a alguien, ese creeria que Nakata habia perdido el juicio. Que Nakata era tonto era de dominio publico, por supuesto. Pero una cosa era ser tonto y, algo muy distinto, estar loco.
Haruki Murakami