Sueños
Cuando acaba de lavar los platos, mete el recipiente en la bolsa de lona donde antes llevaba la comida y se la cuelga a la espalda.
-Hasta mañana por la mañana- me dice ella-. Espero que pronto te acostumbres a estar aquí.
Plantado en el umbral de la puerta la sigo con la mirada, su figura se va fundiendo en las tinieblas que hay un poco mas alla. Me he quedado solo en la cabaña. Estoy dentro de un circulo cerrado. Aquí el tiempo no es un factor importante. Aquí nadie tiene nombre. Ella estara aquí mientras yo la necesite. Aquí ella tiene quince años. Probablemente hasta la eternidad. Pero ¿qué diablos pasara conmigo? ¿permanecere tambien yo sumido para siempre en los quince años? ¿o es que, tal vez, la edad tampoco es aquí un factor importante?
Incluso despues de que ella haya desaparecido me quedo en el umbral de la puerta, mirando con ojos distraidos a mi alrededor. En el cielo no hay ni luna ni estrellas. Algunas casas tienen la luz encendida. La luz se derrama por las ventanas. Una luz tan amarillenta y anticuada como la que alumbra mi habitacion. Pero sigue sin verse a nadie. Solo las luces. Fuera de la cabaña reinan las sombras negras. Y yo se que mas alla se yergue, mas negra todavia que la oscuridad, la cresta de las montañas, se que los bosques circundan el pueblo como una espesa muralla.
Kafka en la orilla de Haruki Murakami
(¿Fragmento de un sueño de Tamura?)